El jefe de la Policía, mayor general José A. Polanco Gómez, ordenó ayer a la Dirección de Planificación Estratégica de esa institución, elaborar un manual instructivo sobre el uso de la fuerza por parte de los agentes del orden, donde quede claramente establecido que el uso de las armas de fuego es “excepcional” y que se debe emplear única y exclusivamente en los casos en que sus vidas y las de terceras personas corran peligro inminente de muerte.
El manual, precisó el jefe policial, deberá explicar a los agentes que el uso de la fuerza debe ser utilizada de manera proporcional a la amenaza que enfrenten.
También deja claro que para realizar una detención en circunstancias normales, los agentes primero deberán utilizar la persuasión verbal, de inicio, e ir agotando cada uno de los niveles de fuerza de acuerdo a la magnitud de la amenaza.
Explicó que mediante el instructivo se hará saber de manera clara a los agentes que su primera misión es la preventiva, utilizando la interacción con los ciudadanos como mecanismo disuasivo, sin tener necesidad de incurrir en excesos.
Señala, además, que agotada esta fase los agentes podrían pasar a la parte reactiva para solucionar cualquier situación mediante el control físico sobre el intervenido.
En estos casos los agentes podrían utilizar técnicas defensivas no las armas de fuego.
Para controlar cualquier situación se establecerá una escala ascendente que inicia con la notificación, advertencia, persuasión, fuerza física y casos extremos y por último las armas de reglamento, de acuerdo a las circunstancias enfrentadas.
Adelantó que los agentes tendrán que asistir a programas de enseñanza de defensa personales, para utilizarlas en los casos sean necesarios.
El manual explicará, asimismo, que la aplicación de fuerza se debe conducir de tal manera que sea razonable y proporcionada con el logro de un nivel de control que no se pueda obtener de otra manera a través del uso de otras alternativas.
El manual, precisó el jefe policial, deberá explicar a los agentes que el uso de la fuerza debe ser utilizada de manera proporcional a la amenaza que enfrenten.
También deja claro que para realizar una detención en circunstancias normales, los agentes primero deberán utilizar la persuasión verbal, de inicio, e ir agotando cada uno de los niveles de fuerza de acuerdo a la magnitud de la amenaza.
Explicó que mediante el instructivo se hará saber de manera clara a los agentes que su primera misión es la preventiva, utilizando la interacción con los ciudadanos como mecanismo disuasivo, sin tener necesidad de incurrir en excesos.
Señala, además, que agotada esta fase los agentes podrían pasar a la parte reactiva para solucionar cualquier situación mediante el control físico sobre el intervenido.
En estos casos los agentes podrían utilizar técnicas defensivas no las armas de fuego.
Para controlar cualquier situación se establecerá una escala ascendente que inicia con la notificación, advertencia, persuasión, fuerza física y casos extremos y por último las armas de reglamento, de acuerdo a las circunstancias enfrentadas.
Adelantó que los agentes tendrán que asistir a programas de enseñanza de defensa personales, para utilizarlas en los casos sean necesarios.
El manual explicará, asimismo, que la aplicación de fuerza se debe conducir de tal manera que sea razonable y proporcionada con el logro de un nivel de control que no se pueda obtener de otra manera a través del uso de otras alternativas.
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