
Sin que se estén registrando lluvias de consideración, en los últimos meses sus aguas han sepultado edificaciones oficiales y de capital privado, cubren propiedades agrícolas y tienen ocupada parte de la carretera que une a la República Dominicana con Haití.
El lago Azuei ya sumergió las instalaciones que alojaban el CEI-RD en Jimaní, así como la Oficina de Sanidad Vegetal y Animal de la Secretaría de Agricultura, el puesto del Cuerpo Especializado de Seguridad Fronteriza (Cesfront), las oficinas de Aduanas y otras estructuras de las que apenas se observa parte del techo. El mercado dominico-haitiano que se desarrolla en la misma frontera, ha quedado justo en medio de las aguas del Azuei, que mantiene un aumento continuo hacia la ciudad, según observan los residentes aquí.
Para evitar perder la carretera y los espacios donde realizan sus ventas cada semana, los comerciantes que allí convergen han arrojado camiones de tosca y caliche a la orilla de la vía para que funcionen como muros de contención, pero las corrientes se han filtrado por debajo de la tierra y han generado una laguna salada en el otro extremo.
Más aguaA este desastre provocado por el aumento de las aguas del Azuei en epocas de sequía se suma el nacimiento de un río al este del municipio, el cual cruza por patios, frentes de viviendas y edificios, dejándolos en medio de una laguna salobre.
Esa nueva fuente es atribuida por Omar Ramírez, secretario de Estado a cargo del Consejo Nacional para el Cambio Climático y Desarrollo Limpio, a que el nivel freático ahora es más alto y, fruto de las inundaciones del Azuei, impulsan las aguas hasta que afloran.
EsperanzasEl periodista dominico-haitiano, Alexánder Joseph Gálvez, expresó su preocupación por el aumento constante de las aguas del lago haitiano Azuei hacia tierras dominicanas, donde los daños serán en mayor proporción. Consideró que los gobiernos de ambos países deben ejecutar acciones conjuntas para solucionar el problema que causa este fenómeno, porque de lo contrario el municipio Jimaní podría desaparecer en breve tiempo.
Mientras, residentes en Jimaní señalan que falta poco tiempo para que las aguas de los lagos Enriquillo y Azuei hagan desaparecer poblaciones enteras.
Pusieron como evidencia la situación que se da en la carretera Boca de Cachón, donde en un extremo están las inundaciones del Enriquillo y en el otro corren aguas saladas y cristalinas por el contén de la vía, que aseguran provienen del Azuei, por el aumento de su volumen de agua.
PérdidasEl agricultor Maino Heredia (Machito) perdió una propiedad completa sembrada de plátanos para el corte por las inundaciones del lago Enriquillo en Jimaní y en esta misma ciudad tiene otra sembrada de habichuelas y batatas en peligro por el Azuei.
“Esto no se soporta. No sé cómo nos vamos a hacer con esta situación. Por dondequiera que uno mira sólo ve agua y más agua”, agregó.
FenómenoExpertos señalan que el fenómeno que ocurre tanto con el lago Enriquillo como con el Azuei es extraño, porque va en contra de todas las teorías que se han planteado hasta elmomento.
El ambientalista Eleuterio Martínez destacó que todos los ríos que desembocan en estos lagos son insuficientes para que su volumen de agua se incremente a esas magnitudes y para mantener estas lagunas.
Informó que, en el caso del Enriquillo evapora cuatro veces más agua que la que le entra por la vía subterránea.
LOS HABITANTES DE JIMANÍ TIENEN MIEDO
“Hay algo anormal y estoy seguro que esa situación que se está dando está relacionada con los cambios climáticos. La madre naturaleza no se equivoca. Hace un millón y medio de años que esos lagos eran uno solo”, precisó Eleuterio Martínez.
Las personas que pueblan a Jimaní están aterradas, porque el lago Azuei se ha colocado a unos 350 metros de los proyectos que construyeron entidades sin fines de lucro a los afectados por la riada del 2004.
Hay asentamientos en los que la gente se transportaba por tierra, pero hoy sus habitantes utilizan yolas.
“Lo que está sucediendo ahora es que el lago está reclamando su terreno”, dijo Omar Ramírez. Agregó que la gente construyó y sembró en áreas que antes pertenecieron a los lagos Azuei y Enriquillo.
Consideró que el incremento de las aguas de ambos lagos amerita que se inicie un proceso de adaptación y planteó como alternativa una política de ordenamiento territorial en la zona, porque se trata de un desorden que entiende ha provocado el cambio climático.